¿Qué sucedió en la combi?
- Alex Negrete F
- 6 ago 2020
- 4 Min. de lectura
Un asalto frustrado en una combi tiene un trasfondo grande de problemas de nuestra sociedad y sus organismos encargados de impartir justicia. ¿Qué conclusiones se pueden obtener?

Nuestra sociedad está quebrada, es injusta. No solo es injusta con la gente pobre que tienen menos oportunidades de salir adelante, sino, lo es con la población en general. En México se castiga menos del 1% de los delitos que se cometen a la gente, y cada día se reportan altos casos de delitos según los informes de seguridad del Gobierno de México. La impunidad en México es un problema real.
Que un grupo de pasajeros haya decidido agredir a un asaltante es prueba de esa impunidad, de la ineficacia de las instituciones para hacer justicia. Esa reacción (por más violenta que les pudo parecer a algunos) es normal, es parte de nuestra naturaleza, a pesar de que vivamos en sociedad y bajo un código ético, normativo y moral, cuando un individuo es atacado, agredido, puesto en una situación de riesgo va a pelear o huir (respuesta fight or flight), pero si el individuo está en una posición en la que pueda defenderse (pelear), no solo buscará neutralizar a su agresor, sino que, como producto del enojo, reaccionará de forma igualmente violenta.
Por supuesto que esas reacciones violentas suponen un riesgo para los involucrados (de ahí la importancia de las instituciones de Justicia). El castigo que aplican puede que no siempre sea proporcional al crimen cometido. Quienes agreden al delincuente puede que le lleguen a hacer daño o hasta privarlo de su vida (sin que sea la intención explícita, aunque por supuesto que se debería sancionar). O igual en estas situaciones puede que una persona inocente resulte dañada.
Pero los culpables no son ellos, los responsables de que esto suceda son las instituciones que fallan en proteger a los ciudadanos. Como no existe un sistema de justicia que me proteja tenemos dos opciones: 1) dejarnos asaltar por el delincuente como medio para salvaguardar mi vida o 2) lanzarme contra él y defenderme, igual como media para salvaguardar mi vida. Evidentemente la primera opción suena ilógica, pero si optamos por la segunda no es como que en el momento meditemos un castigo que esté a la medida del delito cometido, sino que una se lanza sobre el agresor con un fuerte sentimiento de coraje.
Mucha gente sintió gusto al ver el video, no sé si eso es algo que debería preocuparnos o no, pero es una reacción que, hasta cierto punto, se entiende porque muchas personas en México han sido asaltadas o temen que lo sean o a sus seres queridos. Las historias de secuestros y asesinatos sobran en este país. Por otro lado, como ya he comentado con anterioridad, no se debe romantizar el crimen, no es poca la gente que un ladrón es producto de sus circunstancias y de un orden social injusto. Si bien, es cierto que condiciones así fomentan el crimen porque partiendo de ahí es que se crean políticas para combatirlas, sin embargo, ni el contexto ni las circunstancias pueden eximir los actos en contra de una persona inocente. El delincuente es una persona con libre albedrío y no un robot automatizado que piense que su condición es suficiente para actuar de esa manera.
Dejemos de victimizar a la gente que comité crímenes, porque sabrá algunos que lo hacen para llevar el pan” a su casa (lo cual no justifica el acto) , pero existen muchos otros que lo hacen con la única intención de obtener bienes a expensas de otros (utilizando un arma que probablemente les costó muchísimo más, sí es que la compraron, claro). Para muchos delincuentes su actuar es una “profesión” más que un instinto de supervivencia.
El acto de delinquir debe ser reprobable de la misma forma si viene de un empresario que desvía fondos de su empresa o si se trata de un hombre que se sube a una combi a asaltar, porque ambos actos tienen consecuencias perjudiciales para personas inocentes. O pregúntate: ¿Se te hace justo que tú tengas que pagar por los actos de un delincuente por el hecho de que viva en “una situación difícil” (si es al caso)? ¿Por qué habrías de aceptar que te roben la cartera, el celular o tus llaves solo porque el delincuente es “víctima de la desigualdad”?
Por eso es necesario tener un Estado de derecho e instituciones firmes y justas que trabajen para todos y no únicamente para unos cuantos. De ahí la importancia de un orden social con base en la meritocracia donde aquellos que se encuentre en la base de la pirámide tengan las herramientas necesarias para que con su esfuerzo y talento logren salir adelante y tener más movilidad social. Este grave problema debe ser atacado desde al lado preventivo que tiene su enfoque en el tejido social para crear un orden más justo basado en la meritocracia y del lado correctivo donde existan instituciones que garanticen justicia y el delincuente reciba un castigo justo y proporcional a su delito para que no vuelva a delinquir y pueda reincorporarse después de cumplir su pena.
Mientras todo esto no exista, la gente tendrá que hacer justicia por su propia mano y es algo normal cuando no hay nadie que los proteja.
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