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Las cosas se pondrán complicadas en México.

  • Foto del escritor: Alex Negrete F
    Alex Negrete F
  • 16 abr 2020
  • 3 Min. de lectura

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El momento que todos sabíamos que iba a llegar ya está a la vuelta de la esquina, ese momento que todos sabíamos que llegaría pero que muy pocos han dimensionado adecuadamente. Ese momento en el que empezaremos a contar los muertos ya no por decenas sino por centenas, los contagios aumentarán drásticamente.

Hoy en día ya son cada vez más gente que conoce a personas contagiadas, ya no parece algo ajeno, y pronto tampoco serán pocas las que conocerán a algún fallecido por Covid-19. El sistema de salud se verá rebasado, gente que se quedará sin atención Médica (como en Ecuador) lo cual generará conflicto y descontento social, eso sucedió en países primermundistas, por qué habríamos de creer que en México será diferente cuando se tiene un sistema de salud bastante precario.

Aquellos que se fueron a vacacionar a Acapulco o aquellos que no creían en el coronavirus, cuando las autoridades dijeron que nos quedemos en casa y que se tomaran las medidas de higiene pertinentes, serán los mismos que es en sus redes sociales culparán al gobierno por falta de ventiladores y atención médica entre otras desgracias. Y más de una de esas personas va a fallecer.

Si la crisis per sé es complicada por la fácil propagación del virus , las consecuencias de las acciones de aquellas personas que no tomaron las medidas pertinentes complicarán las cosas aún más ya que no se logrará aplanar la curva. Nuestras redes se llenarán (aún más) de noticias de muertes, anécdotas indignantes de alguna persona cercana, pero de la misma forma habrá más actos heroicos de profesionales de la salud y gente (vecinos, comerciantes, maestros entre otros) que ponen su granito de arena extra para ayudar al prójimo. Son esa clase de actos las que nos suben el ánimo y esperanzas.

Tomando en cuenta que no se muestran los síntomas en pocas horas sino hasta en dos semanas, hoy es el momento en el que más debemos cuidarnos, porque si te contagias hoy probablemente empieces a mostrar síntomas cuando muchos de los hospitales ya estén al máximo de su capacidad. La probabilidad de que lo contraigas es muy amplia, pero mejor hacerlo cuando los sistemas de salud no estén saturados.

Ahora, esto no quiere decir que para junio ya todo regrese a la normalidad, a eso que llamábamos “normalidad” tardará mucho en llegar, en unos meses ya no estaremos encerrados en casa, pero se evitará seguir saludándonos de mano, eventos donde se aglomere mucha gente, inclusive se podrían establecer cuarentenas periódicas mientras se prueba la vacuna.

En las próximas semanas irá en aumento la tensión, trataremos de retomar poco a poco nuestras vidas, pero viviremos en una incertidumbre generalizada. ¿Habrá una segunda ola de contagios? No lo sabemos. Y, obviamente, vendrán las repercusiones económicas, se cambiarán hábitos, estilos de vida, se harán sacrificios, algunos proyectos tendrán que pausarse o volver a empezar desde cero. Y ante tanta frustración e incertidumbre, buscaremos culpables: AMLO, China, López-Gatell o hasta los murciélagos.

Sonará muy cliché pero así es la vida, la normalidad no es nada más que todos esos equilibrios que damos por sentado y nos permiten permanecer en nuestra zona de confort, y que en cualquier momento se rompen. La estabilidad no es eterna. Es más, es hasta sano que nos sacudan un poco de vez en cuando para no atrofiarnos o estancarnos. Piénsalo como tu salud, la salud es un equilibrio entre los procesos que enferman contra aquellos que nos defienden (sistema inmune), pero si no nos infectamos, no podríamos desarrollar defensas (inmunidad adquirida o memoria inmunológica).

En esta “sacudida” somos, hasta eso, afortunados, ¿te has puesto a pensar cómo serían las cosas si la tasa de mortalidad del coronavirus fuese de 50 o mayor?, todo el mundo estaría colapsado. Las probabilidades de que fallezcas son bajas, más aún si eres joven.

Por eso tenemos que mantenernos fuertes y unidos ahora más que nunca (en espíritu, no en persona), ahora que viene la ola fuerte, a todos nos va a pegar la ola, pero unidos podemos impedir que nos derrumbe. Y porque siempre habrá luz al final del túnel, y cuando todo esto haya acabado y nos daremos cuenta de que lo que no nos mató, nos hizo más fuertes.



 
 
 

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