La igualdad de género.
- 19 nov 2020
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En occidente los hombres y mujeres somos iguales en cuanto a dignidad y derechos como persona. Uno de los mayores problemas que enfrentamos como sociedad es que actualmente los grupos progresistas luchan por una igualdad entre hombres y mujeres que es resultado de una idea absurda que, sin embargo, ha permeado en nuestra cultura: El género es un constructo social.

Decir que el género es un constructo o imposición social es una falacia. Una idea que carece de toda rigurosidad científica y que fue inventado por el feminismo hegemónico hace años. Su premisa parte de la afirmación que tanto hombres como mujeres tenemos diferencias a nivel biológico (rasgos observables), pero no existen diferencias innatas o naturales que afecten nuestra relación con otros, es decir, no existe una naturaleza propiamente femenina o masculina que a lo largo de los años han jugado un papel importante en los “roles” que tomamos hombres y mujeres.
La cosa va as:, lo que nosotros consideramos como atributos o actitudes femeninas o masculinas (jugar un deporte o jugar a la familia) sí es un constructo social, pero, el hecho de que un hombre gravite o se sienta atraído hacia esas acciones está determinado biológicamente, y al final la sociedad lo ha clasificado así porque es producto de observaciones científicas.
Una de las feministas que más impacto ha tenido es Simone de Beauvoir, en su más famosa obra El segundo sexo hace un repaso histórico de la sumisión a la que la mujer ha estado sometida y de la cual concluye con una de sus más famosas frases: “No se nace mujer, se llega a serlo” . Ella conjeturaba que niños y niñas son idénticos y lo que los lleva a desarrollar su identidad (masculina o femenina) es su interacción con los otros, no algo que sea natural. Fue de Beauvoir quien comenzó con esta idea errónea de separar el sexo del género, de ahí parten ideas que la sociedad (específicamente el progresismo) sostiene y repiten casi religiosamente: “el género es un constructo social”, “cualquier persona se puede identificar con el género que desee” y peor, “no se debe caer en la dicotomía, los géneros son más de dos”.
Esta teoría es la que se encuentra detrás de muchas ideas que hoy en día han cobrado mucha importancia, siendo la más común de todas la de la famosa paridad de género. Si no hay paridad de género en todos los ámbitos (ciencias, música, empresas y política) es porque vivimos en una cultura y sistema machista en el que históricamente no se ha promovido el rol de la mujer. El feminismo afirma que la mujer debe ser empoderada, porque son ellas mismas las que se asumen como inferiores.
La idea de que somos una tabula rasa, una hoja en blanco que se va llenando y la cultura le va dando forma y, por supuesto, para las mujeres es plagada de diferencias discriminatorias porque su rol es consecuencia de años y años de machismo en las costumbres cultura y el lenguaje.
Toda afirmación de que el género es un constructo social es ideológica y no científica, promovida por ciertos grupos que quieren poder que mentirán y manipularán los medios de comunicación a su conveniencia y así alcanzar posiciones de privilegio en el poder promoviendo una agenda que sea afín a sus intereses. En pocas palabras, si eres feminista, te están usando.
Muchas disciplinas de la ciencia como la sexología, la genética y las neurociencias están siendo cada día más censuradas por estos grupos activistas porque sus investigaciones refutan con datos su discurso. Inclusive dentro de la misma ciencia hay quienes sostienen estas posturas y muchos comités de revisión impiden la publicación de varios artículos si se consideran “ofensivos” o van en contra del status quo de las cosas. Tristemente muchos investigadores desisten por miedo a ser señalados o perder su trabajo y deciden perseguir otras carreras.
El área de las neurociencias ha dado más que suficiente evidencia para demostrar que los cerebros de hombre y la mujer son distintos, lo cual va a tener un efecto en la manera de comportarse durante sus etapas del desarrollo. Esta evidencia es reducida a “estructuras de opresión” por gente que cree en las ideologías de género. Existen muchas investigaciones en cuanto a las diferencias de las estructuras anatómicas entre hombres y mujeres (las analizaremos en otra ocasión) que influyen en patrones de comportamiento entre ambos sexos.
Aquí van algunas:
· El macho tiende más a disfrutar el sexo sin compromiso, con la mayor cantidad posible o diversidad de parejas. Las mujeres experimentan emociones básicas de manera más intenso (debido a muchos fisiológicos que involucran hormonas).
· El macho tiende más a la competencia y a la violencia (muchas veces letal) mientras que las hembras forman relaciones más íntimas, tienden a la cooperación y empatía (mantienen más contacto visa, sonríen más).
· Los machos compiten más por el estatus y reconocimiento y su forma de agredir es violencia física, mientras que la mujer canaliza su agresión atacando la reputación de sus competidoras, agreden verbalmente.
· Los machos tienden más a hacer actividades o trabajos arriesgados (producto de la testosterona) y curiosamente su umbral del dolor es más bajo, mientras que las hembras, por cuestiones anatómicas y procesos naturales como el parto, poseen un umbral de dolor más alto, pero son más precavidas y atentas a las demás personas.
Todas estas diferencias son explicadas por diferencias en nuestros cerebros y no tienen nada que ver con constructos sociales o cultura, sino biología. Esto explica que no solo en nuestra cultura, sino en otras a lo largo de la historia del mundo se han observado claras diferencias entre las actividades del hombre y de la mujer. Y no solo se da en el hombre, sino en especies de animales. En todas, el hombre siempre ha sido más agresivo, violento y dispuestos al sexo casual, producto de procesos evolutivos que igualmente han hecho al hombre sea físicamente más fuerte que las mujeres. Y esto no es para así poder dominar a la mujer y controlarla, no, es porque el hombre (macho) debía competir violentamente con otros para mayores oportunidades de apareamiento con la mayor cantidad de mujeres (hembras) posible, de esa forma aseguraban aún más las probabilidades de descendencia.
Igual, la mayor habilidad del hombre en espacios físicos e inmediaciones deriva de un proceso evolutivo de control y rastreo del territorio cuando éramos nómadas y se tenía que buscar alimento o bien cuidarse de depredadores, esto explica la mayor facilidad de muchos hombres para controlar equipos de rotación tridimensional o la creación y uso de mapas mentales.
En tiempos antiguos, el hombre pasaba más tiempo fuera de la tribu o el “campamento” para poder cazar y proveer alimento, por lo que sus cerebros se tenían que adaptar para encontrar el camino de regreso y en el camino tenían que rastrear, pelear y matar para sobrevivir. Las mujeres, en tanto, se quedaban en el “campamento”, se educaron entre sí para la crianza de los niños por lo que desarrollaron esa empatía más profunda para poder entenderse entre ellas y las necesidades de sus crías.
De la misma forma esto explica las mejores capacidades, en general, espaciales, motoras y un lenguaje más simple del hombre; y las mujeres una mejor memoria, capacidad de multitasking y socialmente más adaptables.
La identidad de mujeres y hombres tiene poco que ver con la cultura y mucho más con la biología, asumir lo contrario no solo es erróneo, sino dañino. Es absurdo suponer que los procesos evolutivos afectaron a mujeres y hombres, pero del cuello para abajo, que cambió nuestros cuerpos, pero no la mente. El proceso evolutivo para una mejor adaptación y reproducción también se dio a nivel cerebral lo cual explica muchos comportamientos que repetimos desde la niñez. Y aquí es importante hacer énfasis en una de las palabras más favoritas de los progres: deconstrucción. Esa idea de querer subvertir todas las costumbres y creencias que ha permitido occidente prospere y sostenga valores basados en la libertad es lo que está destruyendo nuestra sociedad. Es la falta de fundamentos sólidos que sostiene el feminismo y otras corrientes lo que ha llevado a que la sociedad se cargue de una tóxica atmósfera de “lucha de género”, donde cualquier posición que tenga un hombre significa la anulación para la mujer. El feminismo ha caído en el juego de las políticas identitarias, que ponen los intereses de hombres y mujeres en oposición en vez de complementarios.
Otro de los reclamos por parte de las feministas es el del rol de ellas en el mundo laboral. Se cree que la cultura machista es responsable que no haya mujeres en el ámbito del STEM (Science, Technology, Engineering & Mathematics), premios nobles o empresarias. Pero resulta que, más que factores culturales (que los hay), más tiene que ver la biología. En un famoso estudio llamado "The Science of Sex Differences in Science and Mathematics"(Haplern et al 2007) los autores concluyen que los hombres tienen mayores habilidades e intereses en ellas, sin embargo mencionan que son muchísimos factores los que entran en juego para moldear nuestros pensamientos y acciones, no es tan sencillo. Los hombres tienen mayor capacidad cuantitativa y visuoespacial, son más variables para estas aptitudes lo cual resulta que haya más varones en alta y baja capacidad en estas áreas, es decir, si tuviésemos una escala de capacidad mental los hombres se encuentran más sobrerrepresentados en ambos extremos con menores IQ pero igualmente con IQ muy altos, mientras que las mujeres se hayan más en el centro o promedio de esta escala, en general. Dicho en otras palabras, en este mundo hay más hombres tontos, pero de la misma forma hay más hombres ganadores de premios nobel, mientras que las mujeres son más promedio.
El cerebro femenino es constantemente afectado por hormonas en su cuerpo, lo cual hace que sus deseos y ambiciones cambien a lo largo de su vida, cada estado hormonal desde la infancia, adolescencia, maternidad y la menopausia, actúa como condicionante para diferentes conexiones y vías neurológicas que son responsables de nuevas aspiraciones.
Por cuestiones evolutivas, los hombres y las mujeres no solo tienen capacidades distintas, sino que aspiraciones diferentes. Aún cuando el entorno sí interfiera con la toma de decisiones, muchas de las acciones que tomamos son consecuencia de procesos biológicos y evolutivos. Al ser nuestros cerebros distintos, esto incide en los resultados de representación en estudios, pero también en nuestra toma de decisiones y los caminos que tomaremos en la vida.
Entonces, no hay tantas mujeres en carreras STEM simple y sencillamente porque, en general, tienen otras aspiraciones y habilidades. Las mujeres tienen mejores habilidades comunicacionales y sociales que los hombres, también son más empáticas, lo cual tiene bases neurológicas desde el vientre y la niñez, que luego se reflejará en toma de decisiones en la vida adulta. De hecho, las mujeres interesadas en las ciencias tienden a optar por carreras como enfermería, medicina y otras ciencias de la salud porque naturalmente quieren incorporar una dimensión comunitaria y con más relaciones.
Querer forzar la paridad de género en todos los ámbitos haría que muchas mujeres tomen carreras que no las satisfagan. Y si la paridad fuera lo que se busca, en carreras como medicina y psicología donde predominan más mujeres, se debería de reducir el número de mujeres, pero eso se vería como machista.
Esta obsesión del feminismo por la paridad de género más que enaltecer a la mujer, la desprecia rotundamente. Niegan la feminidad como algo natural de la mujer, de la misma forma que niegan a la masculinidad como algo natural del hombre. Si la mujer quiere dedicarse a la familia u otras actividades que no impliquen crear dinero o ser “productiva” la tachan de oprimida o que no está consciente de su opresión, y no hay nada más infantil y condescendiente que eso. La masculinización de la mujer y la feminización del varón dará como resultado una sociedad inútil y débil, porque occidente se ha construido bajo figuras de hombres masculinos y mujeres femeninas, y ambos son poderosos por su propia esencia y no hay necesidad de feminismo ni nuevas masculinidades con el pretexto del progreso (concepto que tienen mal entendido) porque sus acciones demuestran todo lo que es inmoral. Aquel humano que se aleja de su propia naturaleza, es un ser manipulable.
La ideología de género crea una sociedad inmoral, anticientífica y autoritaria en donde existe una constante policía del pensamiento que censura las ideas disidentes a las “modas” progresistas porque se salen del marco de lo que es políticamente correcto.
Les dejo el link de una plática de la codirectora del Centre of Philosophy of Natural and Social Sciences de la London School of Economics. En el video explica aquellas diferencias biológicas innatas que derivan en elecciones de carrera y potencial cognitivo distinto entre hombres y mujeres.
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