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La era de la emoción.

  • Foto del escritor: Alex Negrete F
    Alex Negrete F
  • 25 oct 2020
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 25 oct 2020

Hoy en día parecería que pensar se ha vuelto la excepción en vez de la regla, las posturas socio-políticas de la gente tienen un respaldo mayormente moral (en vez de basado en la ciencia) y tienen como característica sentirse fácilmente indignados y oprimidos. Así el principal recurso que utilizan es el de la emoción, con el cual buscan censurar toda opinión disidente al discurso victimista de colectivos para no ofenderlos.




Homófobo, machista, nazi, xenófobo, transfóbico, entre otros adjetivos, pertenecen a la artillería de insultos que utiliza la corrección política para atacar al individuo que disiente con su discurso. El fin de estos apelativos es evitar el debate racional y honesto y apelar a la emoción de la gente que desarma el razonamiento lógico.

Suena muy ridículo pero la corrección política ha permeado en todos los ámbitos de nuestras vidas, haciendo que grandes figuras de la política, del cine o académicas hagan disculpas públicas porque hoy en día si alguien se siente mal, eso es todo lo que importa. La activista política Ayaan Hirsi Ali nombró este fenómeno con una sola palabra: “emocracia”, es decir, un estilo de vida en el que todo gira en torno a las emociones de la gente, se procura no ofender a nadie, se cancela a personas que han tenido actitudes transgresoras (inclusive si estas fueron hace años) y se tiene la obligación moral de pedir disculpas públicas a gente que ha vivido desde el “privilegio” (término claramente subjetivo y malentendido).

Existen varios ejemplos de celebridades que dejan en evidencia la insensatez de la emocracia, la primera por supuesto que tiene que ser la pequeña niña sueca de 17 años Greta Thunberg. Usar a una chavita bienintencionada y carente del conocimiento suficiente de temas ambientales y presentarla como la salvadora de la humanidad por el movimiento ambientalista, muestra como es necesario apelar a la emoción (el hecho que una niña inocente tenga que luchar contra los malvados empresarios que contaminan el medio ambiente). Se vuelve todavía más ridículo cuando llevó a cabo el famoso cruce del Atlántico en velero que realizó en 2019 con el fin de no generar emisiones de CO2 que al final resultó ser todo lo contrario, se emitió más dióxido de carbono que si hubiese tomado un avión.

Otro ejemplo es la joven demócrata de origen latino Alexandria Ocasio-Cortes (AOC), siendo miembro de la cámara de representantes de Estados Unidos, en una entrevista con Anderson Cooper de CNN en la cual le criticó varios errores en propuestas que ella tenía, ella se limitó a declarar: “ Creo que hay mucha gente preocupada por los hechos y la semántica que en ser moralmente correctos”.



Queda claro que el propósito de las élites de la corrección política es alejarse de la verdad y la verdadera justicia. La verdad no tiene el compromiso de ser emocionalmente agradable, hay verdades que incomodan a ciertas personas o grupos y eso se debe afrontar, la verdad no peca, pero incomoda. Mientras que un diálogo debe ser racional, basado en la ciencia, la evidencia y lógica, el diálogo es la herramienta de solución de problemas más pacífico que se tiene. Las emociones son subjetivas, por lo que asumir las emociones o sentimientos como criterio de validez haría que ya no se distinga entre lo verdadero y lo falso, aquella verdad objetiva más allá de nosotros.


Los distintos grupos que hoy existen aseguran tener sus propias verdades construida con base en sus experiencias lo que las hace incomprensibles a aquellos que no las comparten, el resto tenemos la obligación de aceptarlas. Esto se aleja de la función universal del lenguaje, que es conceptualizar y hacer alusión a realidades universalmente aceptadas y comprensibles.


Es así como existen diferentes reclamos de cómo un hombre no puede cuestionar la “realidad de una mujer” o un blanco no puede cuestionar la “realidad de una persona negra”. La lógica opera de la siguiente manera: una persona (mujer y negra) considerada “minoría” y que se declara víctima autoproclamada del sistema, se siente oprimida dice que su realidad es válida por el simple hecho de ser suya, mientras que la realidad de otro individuo (hombre y blanco) es falsa porque proviene de su privilegio. ¿Cómo saber quién tiene razón?:

Los defensores de la corrección política usarán todos los medios posibles para imponer sus ideas y censurar al adversario porque para ellos ser víctima es equivalente a tener la razón. O bien se debería de establecer un estándar objetivo sobre qué es la violencia o la esclavitud (o cualquier concepto) y comparar los hechos con dicho estándar. Entonces los sentimientos de una persona no es que dejen de importar pero pasan a un segundo plano cuando se quiere saber la verdad, porque el hecho que una mujer negra se sienta oprimida o esclava no significa que lo sea, ¿o acaso un esclavo con un amo verdaderamente bondadoso y compasivo que lo haga sentir libre deja de ser un esclavo solo porque se siente libre aunque en realidad no lo sea?

Los sentimientos no se pueden equiparar a la realidad objetiva, son producto de la persona que los manifiesta, bajo la misma lógica, la violencia o la esclavitud no pueden reducirse a simples sentimientos o palabras porque dejaría de tener validez como un concepto que universalmente todos aceptamos y entendemos, de lo contrario habría tantas nociones de violencia y esclavitud como humanos, cada uno con la suya.


Entonces no significa que en la vida se debe ser egoísta. El egoísmo es parte de la naturaleza humana, de chiquitos nuestra frase favorita es: “es mío”, pero uno aprende a socializar y a simpatizar con otras personas, no solo porque es bueno y hace funcionar mejor a una sociedad, sino porque históricamente ha sido un mecanismo que ha permitido al ser humano sobrevivir, el relacionarse, preocuparse y procurar a otros. Y se observa también en manadas de primates y otras especies que se protegen entre ellos mismos para sobrevivir. No obstante, existe un criterio racional de convivencia, no es que nos desvivamos por los demás, para preocuparnos por alguien más y formarnos una idea de como una situación afecta a otro, primero concebimos cómo nos sentiríamos nosotros en la misma situación.

Existe una realidad objetiva que con una infinidad de estímulos provoca cambios en nuestras mentes o nuestra percepción, entonces tomando en cuenta los hechos objetivos que propician esas condiciones es que podemos empatizar con otros.

Este ejercicio es imposible de hacer con una persona que se declara víctima oprimida de un sistema pero que trabaja en lo que quiere y que tiene las mismas garantías sociales que el resto. Son esas personas las que propician un ambiente cargado de irracionalismo relativo que dificulta el proceso de empatía y de comunicación con posturas disidentes, porque demandan que los demás tomemos sus sentimientos como verdades absolutas. Cuando no existen verdades objetivas solo queda la sumisión a caprichos relativos.


Toda libertad viene acompañada de una responsabilidad, es así como el acto de pensar implica un compromiso con los hechos, con la verdad y la razón como herramienta para descifrarla o acercarse lo más que podamos a ella.

En palabras del mismo Karl Popper: “El relativismo es uno de los delitos que cometen los intelectuales”. El relativismo es contrario a la razón y al progreso de la humanidad. Es la noción de la verdad la que nos permite crear un clima de libertad y tolerancia ya que todo partimos de la misma base. El absolutismo relativista únicamente destruye y divide a la sociedad.

 
 
 

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