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La decadencia de la cultura.

  • Foto del escritor: Alex Negrete F
    Alex Negrete F
  • 21 feb 2021
  • 5 Min. de lectura

El filósofo chino Confucio (551- 479 a.C) escribió que si uno quiere saber si un reino está bien gobernado, si su moral es buena o mala; la calidad de su música proporcionará a respuesta.



Si le preguntamos a nuestros abuelos cómo era la composición y la letra de la música en sus tiempos, nos daremos cuenta de que muchas de las canciones tocaban temas del amor, familia y el hogar. Un muy buen ejemplo es el clásico grupo de The Carpenters con una mis canciones favoritas (They Long To Be ) Close To You:


On the day that you were born the angels got together And decided to create a dream come true So they sprinkled moon dust in your hair of gold and starlight in your eyes of blue…



Esta clase de letras me traen a la mente la clase de espíritu y cultura que no muchos de mis contemporáneos llegamos a conocer . Si lo que dijo Confucio sobre la música es verdad, entonces no debe sorprendernos entonces el estado actual de la calidad moral bajo la cual vivimos. Mientras escribo esto la canción más sonada y reproducida en Youtube en 2021 se llama Up de la artista Cardi B, aquí hay una parte de esa canción:


Im forever popping shit Pulling up and dropping shit

Gotta argue with him cause a nigga love a toxic bitch Niggas out here playing gotta make him understand If it ain't no ring on my finger you ain't going on my gran


Sería difícil creer que la misma sociedad que lanzó a la fama a The Carpenters sostenga los mismos valores que los que han lanzado a la fama a Cardi B. La realidad es que en pocas décadas la cultura no solamente se ha transformado, sino ha involucionado.


La cultura de hoy en día se centra en conseguir un estado de interesante, popular ( cool ) a través de la lenta decadencia de la moral: menos ropa, más blasfemias y menos educación. Se ha vuelto difícil que un artista logre conseguir la fama cantando canciones sobre la familia y el amor en estos días. Esto no solo se ve reflejado en la música, sino en la política. Cuántos políticos no tratan de ganarse los votos de los ciudadanos actuando cool o hasta haciendo ya Tick Tocks.

De los ejemplos más claros fue el año pasado durante una entrevista con el actual presidente de los Estados Unidos Joe Biden, el locutor de Radio conocido como Charlamagne tha God le hizo varias preguntas de cómo pretendía ayudar a la comunidad negra de Estados Unidos, al ver que se le acabó el tiempo Joe Biden se limitó a decir lo siguiente: If you have trouble figuring out wether you’re voting for me or Trump, then you ain’t black. (Si tienes problemas para averiguar si vas a votar por mí o por Trump, entonces no eres negro).


Lejos de preguntarnos si deberíamos de estar indignados por la forma en la que se desenvuelven y dirigen a nosotros los políticos y otras figuras en los medios, la pregunta sería: ¿Nos estamos comportando de una manera con la cual nos estamos ganando ese respeto?


Tristemente creo que muchos políticos nos consideran estúpidos. Ven la manera en que se comporta nuestra sociedad, la cultura con una gran falta de respeto que ha degradado a las mujeres, a los hombres, a las familias y los valores y que las hemos transformado en nuestra música. Siendo esto, la forma en la que los políticos se pueden mantener en el poder es controlando la cultura, es decir, ir con lo que está de moda para ser querido y aprobado por todos (en temas como los LGBT, pro-aborto, feminismo, activistas del cambio climático). Nos han inundado con una mentalidad victimista en la cual nos deslindamos de toda responsabilidad propia y todo lo malo que nos sucede es debido a un sistema opresor del cuál solo los candidatos pueden salvarnos.


El ejemplo más claro es la lucha feminista, una doble moral como ninguna otra. Un grupo que pide respeto hacia las mujeres, pero son ellas mismas las que se exhiben públicamente sin ropa, de manera agresiva y vandalizando la propiedad pública y privada. Quieren “empoderar” creyéndola capaz de vencer cualquier obstáculo, excepto cuando se trata de un embarazo y de ahí derivan todas las peroratas sobre la legalización del aborto. Partidarias del respeto por la dignidad del simple hecho de ser mujer cuando son muchas las que no cesan de escuchar canciones con letras misóginas de reggaetón. Si esto no es una esquizofrenia ideológica, entonces no sé qué más lo puede ser.


Es increíble ver la sarta de maromas discursivas que nos hacen hacer los medios que pretenden ganarse a su audiencia, muchas de estas plataformas están repletas de pura hipocresía y anulan cualquier forma de pensamiento racional. Sólo en estos días las mismas personas que sacan datos estadísticos y usan la ciencia para explicar por qué nuestro planeta será inhabitable dentro de 50 años, son las que se pasan por alto la ciencia cuando un varón nace con los genitales y los cromosomas correspondientes, entonces la biología se vuelve algo secundario y opcional.


Todo lo que vemos en los medios de comunicación también forma parte de nuestra cultura. Una cultura en la que nos hemos creído incapaces de cambiar el rumbo de nuestro país, en donde vivimos de la imitación de otros, en vez de poner el ejemplo, donde a mayor decadencia moral, mayor aceptación social habrá, donde exigimos respeto cuando nosotros somos los primeros en faltarnos al respeto. Nuestra cultura que siempre ha sido basada en los valores tradicionales del amor y la familia se ha desquebrajado por una minoría de personas que nos quieren hacer creer que no somos suficiente. Los medios de comunicación se han vuelto nuestra vía de salida de una realidad que no queremos confrontar, negándonos a salir del círculo y romper ese círculo de decadencia.


La cultura se ha reducido en vulgaridades que sacan lo peor de nosotros, hacen que nos percibamos como débiles e incapaces, capitalizan en nuestras emociones con contenido que genera conductas inmorales, odio y agresión. Comprar soya no te hace mejor persona, usar menos ropa y hacer twerking no te empodera como mujer, tener el último carro de lujo y 5 novias a la vez no te hace un hombre respetable. Ya sean mensajes de empoderamiento o narrativas victimistas, el resultado sigue siendo el mismo: nuestra incapacidad de pensar por nosotros mismos. Estamos tan acostumbrados a imitar y seguir a nuestros ídolos que nos hemos olvidado de nuestra esencia, limitan nuestro razonamiento crítico y entendimiento de los acontecimientos que nos rodean.


La cultura siempre debe ser algo de lo que estemos orgullosos, algo que nos incite a sacar las mejores cualidades de nuestra sociedad, la calidez, amabilidad, solidaridad y empatía, en el caso de México. Pero con el paso de los años se ha transformado en una red de complacencia que nos dice lo que queremos escuchar, mientras que los valores que sacaron a México adelante quedan en el olvido. Los medios de comunicación se han encargado de alejarnos de nuestra verdadera esencia y la han sustituido por un eterno diagnóstico de nuestros males mientras nos alejan más del antídoto: la verdad sobre los valores que han sido la fundación de México. Un país fuertemente fundado en el conservadurismo y la religión.


Los problemas que enfrenta México tienen solución. Podemos divorciarnos de los mensajes destructivos provenientes de los medios y artistas que han invadido nuestra cultura y tienen al mexicano promedio a merced de sus exigencias. Podemos divorciarnos de una cultura que fomenta el quebrantamiento social. Debemos abrir los ojos a la realidad, a tener la voluntad de ver las cosas como son y no como otros quieren que las veamos. Ese conocimiento está ahí, sólo hay que tener la voluntad para adquirirlo por cuenta propia y saber que hay más horizontes desconocidos que los que los medios nos han delimitado.


Confucio también dijo: “El verdadero conocimiento es conocer la extensión de la propia ignorancia”. Toma de esa cita lo que quieras.

 
 
 

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