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El problema con la interseccionalidad.

  • 18 sept 2020
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 21 sept 2020

A todos nos gusta creer que somos seres únicos, individuales e irrepetibles con nuestras formas únicas de pensar y ver al mundo, pero de acuerdo con las corrientes progresistas más recientes no eres ninguno de los anteriores, no tienes experiencias ni identidad única. Sino tu identidad es explicada de acuerdo con el grupo al que perteneces.




La interseccionalidad, término acuñado por la académica Kimberlee Williams Crenshaw, se define como un movimiento según el cual todo ser humano puede o no tener un privilegio que lo sitúa en las categorías binarias como “opresor” u “oprimido” (en caso de no tenerlo). De esta forma se despliegan grupos con privilegios formando categorizaciones para señalarlas como lo son: negros vs blancos, homosexuales vs heterosexuales, mujeres vs hombres, ricos vs pobres. Este enfoque es usado dentro de sectores más radicalizados de la izquierda como el feminista o los “luchadores raciales” cuyo objetivo final es el de deconstruir a las personas para acabar con la opresión.

El problema de este enfoque es que no logra representar exitosamente la compleja realidad en la que nos desenvolvemos, ya que se asume a priori que todas las personas que se encuentren dentro de algún grupo dominante adquieren un estatus de privilegio. Por ejemplo, la interseccionalidad no nos podría explicar por qué Oprah Winfrey (mujer afroamericana) se encuentra, evidentemente, en una posición más privilegiada que un hombre heterosexual blanco que perdió su trabajo.

La Interseccionalidad no solo opera en el ámbito político- social, sino también ha permeado en el campo religioso. En occidente, la religión dominante es el cristianismo y de ahí asumen a priori que existe una condición dominante sobre las otras religiones menos comunes. Esto lleva a que una persona de occidente no pueda criticar las claras prácticas machistas inherentes a otras religiones como lo es el islam porque al opinar desde su posición privilegiada estaría teniendo una actitud “islamofóbica” y que sea justificable los atentados a iglesias y hoteles cristianos en Sri Lanka porque se piensa que el cristianismo es el mal de todos los males y sería políticamente incorrecto defenderlos por sus privilegios históricos.

Se cae en una falacia al considerar al cristianismo como religión opresora y abrazar abiertamente a todos los musulmanes, simplemente porque son minoritarios y se encuentran en una condición de oprimidos pasando por alto grandes atrocidades que organizaciones islámicas como Al-Qaeda han llegado a cometer de las cuales, ciertamente, no son culpables todos los musulmanes al igual que no todos los cristianos son responsables o culpables de lo que sus antecesores llegaron a hacer, pero la interseccionalidad evita que se juzgue a nivel individual al adoptar una escala grupal.

Criticar a la interseccionalidad no quiere decir que se ignoren los actos que todavía se hacen en contra de las mujeres, negros, homosexuales o minorías religiosas, ni negar su pasado histórico. Pero reducir una realidad tan compleja como lo son las relaciones humanas en categorías binarias es absurdo, y solo termina dividiendo más a la sociedad en dos bandos y evitando cualquier forma de diálogo. Por lo tanto, resulta imposible construir una sociedad más incluyente desde el foco de la interseccionalidad porque más que unir, aísla en grupos a las personas.




 
 
 

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