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El peso de la libertad.

  • Foto del escritor: Alex Negrete F
    Alex Negrete F
  • 7 feb 2021
  • 4 Min. de lectura

Cuando pronuncias la palabra libertad, ¿Qué es lo primero que se te viene a la mente? Yo me imagino una persona en un campo abierto, sus ojos cerrados, el viento moviendo su cabello suelto y su rostro apuntando al sol. Puede ser que tú te hayas imaginado algo completamente distinto, una paloma, una reunión familiar, la estatua de la libertad o cualquier escenario. Pero no siempre es así.




Todos coincidimos que el concepto de libertad induce pensamientos positivos. Rara vez asociamos a la libertad con otro concepto que pareciera opuesto, pero en realidad son dos caras de una misma moneda, es decir, van de la mano. Esa palabra es responsabilidad.

Casi nunca asociamos a la libertad en el contexto de nuestras responsabilidades, pero es eso precisamente lo que es la libertad: responsabilidad individual.


En una sociedad verdaderamente libre, los individuos tienen responsabilidades con ellos mismos. La libertad requiere que aprendamos a generar nuestros propios medios de supervivencia, aprendamos a trabajar, a ser más disciplinados para generar nuestro propio dinero. Una vez hecho eso, ya se tiene la libertad de decidir cómo gastar lo que nos ganamos, la libertad es el premio del cumplimiento de nuestras responsabilidades personales.


Inversamente, la esclavitud es el ejemplo perfecto de cuando remueves la responsabilidad personal. Los esclavos no podían asumir responsabilidad por ellos mismos, no podían crear medios para los suyos, cosechar de las semillas de su trabajo y prepararse para el futuro. A pesar de que la esclavitud tal como era en civilizaciones pasadas a cesado de existir en gran parte de los países, hoy en día existe otra forma de esclavitud, que si bien no es tan extrema como lo fue antes, no quiere decir que deje de serlo. La forma en que hoy en día le quitan la responsabilidad individual a la gente es distinta, en vez de decirles que no pueden ser responsables de ellos mismos, ahora les dicen que no deben serlo. Y esto va para todos los grupos o “minorías” como a muchos les gusta llamarlos.


La creencia de que la gente negra o las mujeres no son responsables de lo que les pasa, y la gente blanca u hombres deben asumir esa responsabilidad es una forma de dominancia y sometimiento. Todos aquellos justicieros sociales contra el racismo y aliades feministas creen que tanto los negros y las mujeres son inferiores y que por lo tanto ellos mismos no pueden asumir los errores o adversidades que sucedieron y sucederán. En cambio, hay muchos que no creemos en la supremacía blanca heteropatriarcal ni en la inferioridad de las mujeres, negros gays o cualquier otro colectivo y rechazamos totalmente la premisa que el hombre blanco heterosexual es el único a quien culpar por todos los males.


Todos los grupos que se tragan esta narrativa de que sus males son debidos a la acción de terceras personas no lo hacen porque están despiertos (o woke, como se dice en inglés) a la injusticia y privilegios de otros sobre los suyos, sino porque están aterrorizados de aceptar su responsabilidad individual. Después de años de sometimiento, la libertad puede llegar a ser algo verdaderamente atemorizante. Tras años de que te digan qué hacer, cómo pensar, que no eres igual que los demás, sino inferior y cuando por fin la tienes no sabes qué hacer con ella porque ya te has creído toda la narrativa que hace que te veas inferior.

Demasiado miedosos para salir adelante y tomar el mismo camino que los demás, para muchos su consuelo tragarse el veneno de las narrativas victimistas de sus grupos (extendidas por grupos feministas, LGBT y #BlackLivesMatter).

En vez de aceptar el peso de la libertad individual, muchos empiezan a buscar que otros provean para ellos. Y ahí están las becas de los ninis, las cuotas de género para mujeres en trabajos, las becas para gente trans, entre otras que crean una ilusión de progreso que simplemente no existe, porque la libertad no está allá afuera, sino está dentro de ti, es un estado mental.


Las eternas víctimas de la supremacía blanca y el heteropatriarcado creen que son excepciones a todas las reglas. Pero nadie debe ser exento de trabajo duro, sacrificios y buena toma de decisiones, nadie puede zafarse de la diligencia y clamar justicia por sus propios errores. La falsa ilusión de progreso que pulula en todos los medios de comunicación colapsa cuando muchos entran a la vida labora y se dan cuenta de la ardua competencia que en realidad existe. Y muchos jóvenes creen que sus condiciones son culpa de los errores la generación de sus padres y abuelos porque siguen creyéndose la narrativa de que no deben ser responsables de sus propios actos.


¿Cuántos jóvenes hoy en día tienen una mentalidad hedonista, gastando todo en placeres momentáneos en vez de invertir y ahorrar para un patrimonio, en su familia o un seguro médico? Muchos se pasan compartiendo frasecitas en Instagram que no ponen en práctica en el día a día.

¿Cuántas mujeres no son auto responsables al estar en una fiesta y no mal pasarse o tomar de más sólo porque se creen la famosa frase de que un hombre no tiene derecho a tocarlas, aunque estén borrachas? Pero en un ambiente en el que todos están alcoholizados no puedes esperar que actúen de forma prudente. Es más fácil echarle la culpa a los demás en vez de sentarse, asumir y reflexionar de lo que puedes cambiar para evitar situaciones que te puedan poner en peligro. Culpar a los demás siempre será el camino más fácil.


Es muy famosa la frase que dice que la libertad no es de a gratis, ¿Qué quiere decir? Quiere decir que la libertad no es una persona en un campo verde mirando hacia el horizonte, sino es el joven que tras dedicación y esfuerzo académico entró a la universidad prestigiosa o su posgrado, es un hombre que se despertó todos los días a las 5:00 am para llegar a su trabajo en transporte público y ahorró lo suficiente para su primer carro. Es una mujer sentada en casa, estudiando y practicando ballet para ser aceptada en la mejor academia de danza en vez de salir y ponerse hasta el güevo.


La libertad es responsabilidad individual, son los sacrificios que hacemos en el día a día para que en un futuro tengamos ciertos privilegios. La libertad no se hereda de padres a hijos, se debe luchar por ella, debe ser protegida y garantizada. Es hacer lo que te guste asumiendo las responsabilidades de tus actos. Y ya es tiempo de que empiece a recobrar su significado original.

 
 
 

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