El Dolor.
- Alex Negrete F
- 22 may 2020
- 3 Min. de lectura
Hoy en día es más común que nos eduquen con el fin de evitar el dolor, muchas personas nos hemos preguntado: “Si soy una persona buena, ¿por qué sufro? Pero ¿Quién dijo que la gente buena no sufre, o no debería sufrir? El ser bondadoso no te va a traer felicidad en sí, y quienes esperan sentados a que les llegue la felicidad o serán recompensados por bonachones pues en realidad no son tan bondadosos porque utilizan esa supuesta bondad como ventaja y no por convicción.

Si la bondad evitara el dolor, entonces no nos esforzaríamos por nada para salir adelante. Nos portaríamos bien esperando que todo caiga en su lugar o se dé por añadidura. ¿Acaso el dolor es malo?
Actualmente muchos medios de comunicación nos han enseñado a evitar el dolor, sufre lo menos que puedas y obtén más placeres. Pero el dolor es parte esencial de la vida y existe por un motivo. Es parte del proceso evolutivo. Es parte de nuestro desarrollo e irónicamente los que tratan de evitarlo, a la larga sufren más.
El ser humano no puede vivir en su zona de confort, su vida debe tener cambios constantes para poder autorrealizarse. Un ejemplo muy básico: Estoy gordo y quiero bajar de peso, para conseguir mi objetivo debo de dejar la comida chatarra, comer más saludable y ejercitarme. Eso implica disciplina, levantarse temprano todas las mañanas. Me va a traer dolor dejar de comer el pan dulce que tanto me gusta. Todo esto me va a traer dolor que a largo plazo se transformará en placer. Me veré mejor, me sentiré más ligero y mi cuerpo estará menos expuesto a enfermedades cardiovasculares.
De la misma forma existen momentos difíciles en la vida, todos pasamos por ellos. Y son los mismos que forjan el carácter de una persona, como dicen: Lo que no te mata te hace más fuerte. ¿Qué pasa cuando tu familia te da todo? Creces y te conviertes en un bueno para nada. La frustración de alguna forma es el motor de los humanos. Sin esa ansiedad, dolor o frustración no existirían muchos inventos de los que hoy en día gozamos. Sin esa ansiedad probablemente no nos hubiéramos molestado en prepararnos para estudiar esa carrera por estar preocupados de nuestro futuro. Con la ausencia del dolor viviríamos en un mundo demasiado monótono que el “Mundo Feliz” de Aldous Huxley se quedaría corto. La felicidad, la alegría sólo podemos entenderla por su contraparte, del dolor y sufrimiento que nos mueve para llegar a ella.
Irónicamente la gente que está más ansiosa por no sufrir son los que más lo hacen. Esa gente se queda estática viendo como todo el mundo avanza y terminan rezagados. La gente fuerte sufre y asume ese dolor y lo convierte en su motor. Entienden el dolor como parte de su desarrollo y como es asumido como parte de un proceso lo superan más fácil. Al contrario, los que no quieren sufrir terminan haciendo parte de su vida el dolor, viven con él, lo ven como un fin y no como un medio.
El dolor es un motor para cambiar las cosas, le dice al ser humano que su condición actual no es la óptima para satisfacer sus necesidades o desarrollar su potencial, y que debe hacer cambios con su vida. La gente que lo asume ve al dolor como una luz roja de alerta y actúan. En cambio, los que no empiezan a jugar con esa luz, quedan hipnotizados por ella y hasta la disfrutan. Encandila sus ojos y no se da cuenta del daño que esta sobreexposición le está causando.
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