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Admítelo, las religiones juegan un papel esencial en la sociedad.

  • Foto del escritor: Alex Negrete F
    Alex Negrete F
  • 18 oct 2020
  • 4 Min. de lectura

Hoy en día practicar una religión pareciera ser la excepción y no la regla como lo era hace años. El proceso de secularización que ha vivido casi todo occidente pareciera un paso hacia el progreso, gente que dice: “La única religión es ser buena persona”, ignoran por completo la importancia y utilidad de las historias religiosas y en occidente específicamente historias bíblicas.





Las sociedades operan mejor bajo ciertos relatos, historias y moralejas provenientes de la biblia, esto no quiere decir que toda la sociedad debería practicar una religión (yo no practico ninguna, pero eso no me hace ignorar su relevancia), sino que se debe adoptar las conductas y códigos morales provenientes de ellas y aplicarlas. Esto causa ciertas molestias, hay quienes discuten que ser religioso no te hace automáticamente buena persona y en parte es cierto, malas personas hay en todos los grupos (religiosos o no); y que antiguas historias bíblicas ya no aplican a tiempos contemporáneos como los nuestros, por lo tanto, ciertos relatos deberían ser reemplazados por unos más nuevos que se ajusten a nuestros tiempos, si nosotros como especie humana hemos progresado, entonces los relatos también deberían hacerlo.

¿Será que los humanos podremos dejarle a nuestro intelecto la capacidad de formar y aplicar códigos morales a nivel individual o necesitamos algo más allá, algo etéreo que no podamos explicar del todo, arraigado en la divinidad fuera de nosotros?

Conforme hemos ido progresando en cuanto a libertades, derechos y tolerancia, parece que hemos ido olvidando qué fue lo que nos ha llevado hasta aquí. Es gracias al postmodernismo, es decir, la relativización de absolutamente todo, que se ha convertido en la principal forma de pensamiento que hemos cambiado creer en una verdad objetiva por sentimientos subjetivos. Los valores provenientes de la Ilustración como libertad individual, ideas fundadas en la razón humana y gobiernos representativos de cada nación tuvieron que haber venido de un lugar más allá de nosotros mismos, porque si esas ideas provienen de nosotros, entonces se nos pueden ser quitadas bajo esa lógica. Debieron ser construidas bajo una fundación que es inmutable e inalterable por simples caprichos humanos. Esos ideales deben ir más allá de la naturaleza humana que es imperfecta, porque solitos no pueden resistir la corruptibilidad del hombre.

El humano es espiritual por naturaleza, tenemos la necesidad de creer en algo. A lo largo de la historia partidos comunistas o socialistas que en esencia son materialistas, no dejan de creer en algo, en vez de creer en un Dios o algo divino, ponen su fe en el Estado. Han tratado de reemplazar a Dios por el gobierno, y millones (sino es que más) de personas han muerto en Corea del Norte, Ucrania, Cuba y China bajo el pretexto de “ese no era verdadero comunismo”.

Y sé que aquí probablemente estén pensando que la Iglesia ha causado igual millones de muertes durante las cruzadas en la Edad Media, y tienen razón, esos actos tampoco se deberían justificar (claro, siempre poniéndonos en contexto histórico), sin embargo, el punto es que las ideas o conceptos que la religión, especialmente la cristiana, nos ha dado son la base fundacional de nuestras creencias y libertades nos guste o no.

Piénsalo, crees que alguien físicamente menos fuerte puede vencer a alguien más grande y resistente, ahí está a historia de David y Goliath, básicamente la moraleja es que los humanos podemos cumplir lo que nos proponemos contra los malos pronósticos, eso es algo que nos caracteriza como humanos. Esa misma creencia es la que ha impulsado a la humanidad a liberarse de gobiernos autoritarios y tiránicos a lo largo de la historia.

Muchos relatos religiosos contienen narrativas de redención. Si uno quiere pude ir a hacer una confesión, si haces algo mal a alguien, sabes que tienes la oportunidad o deber de enmendar las cosas y hacer la paz con otra persona o contigo mismo, son cosas que no dudamos en hacer, pero ignoramos que provienen de relatos religiosos. Hoy en día, los gobiernos de izquierda se empeñan en hacer sentir a sus gobernados culpables, víctimas de “privilegios” especialmente si eres un hombre blanco heterosexual cristiano, y como dije, sigue habiendo ese factor religioso, porque si tienes esas características, para ellos ese es el “pecado original” (haciendo alusión a Adán y Eva). Quieren que reconozcas tus privilegios, que cedas a sus tiránicas creencias o si no serás rechazado socialmente (excomulgado, en otras palabras).

Sí, los individuos podemos ser buenas personas sin necesidad de un Dios, hay personas ateas muy buenas, pero esto no se trata de analizar las cosas a nivel individual, se trata de ver cómo es que la humanidad ha progresado y a dónde nos queremos dirigir, cómo necesitamos de ese factor metafísico para que nos liberen de nuestras propias imperfecciones que históricamente nos han llevado a matar, esclavizar, empobrecer y quitar nuestras libertades. Es así que derechos como a libertad y la vida se vuelven inmutables e inalienables, porque sabes que son inherentes al humano, por algo en Estados Unidos se les dice God given rights (Derechos otorgados por Dios), entonces la defensa de la vida va más allá de decir “No al aborto”, sino que vemos la vida como algo intocable e inherente a todo ser humano que nadie, bajo ninguna circunstancia, te lo puede quitar.

El único antídoto para salvarnos de nuestra propia naturaleza imperfecta es creer en una verdad absoluta que reside fuera de nosotros. Por más intelectual y basado en la ciencia que seas (o te creas). Las historias y moralejas que nos dicen verdades eternas contadas desde tiempos inmemorables a través de relatos bíblicos han sido el volante que ha dirigido a la humanidad a su mayor era de progreso social y la que nos debe seguir guiando en un futuro porque, no lo dudes ni un segundo, vendrán más conflictos. Y eso lo explica Ben Shapiro en su libro The Right Side of History.

Entonces, puede que, a ti, como a mí, tu despertar religioso está latente, o bien nunca vendrá, pero en mi caso, fue mi intelecto el que me llevó a creer en algo que existe más allá de mí. Los relatos religiosos tienen un valor fundamental en una sociedad, tiene un rol de cohesión social, identidad y comunidad. Piensa dos veces antes de descartarlas porque sin ellas no estarías gozando de los derechos y libertades que hoy disfrutas.

 
 
 

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